Powered By Blogger

lunes, 28 de septiembre de 2009

A tientas







Como un ciego que busca
el amarillo en el resplandor de un intuído sol,
cruzo dormido la madrugada de la casa
buscando a tientas el baño que el paso del tren ilumina.
Mientras el pito de la máquina huye en las sombras
sé que a la derecha de mis pasos también la bicicleta duerme
agobiada de sombras,
y a la izquierda la sábila me roza el pantalón del pijama,
con la voz suave de los cómplices;
 al doblar hacia el baño,
otra vez,
me llama desde la tierra del jardín
ese fuego diminuto que advertí desde la infancia
en los potreros de Colombia,
fuego anunciador de entierros.
“Debes ser valiente; ir ahí y cavar rápido hasta desenterrar
tu olla de oro; evita la compañía de los codiciosos, pues la olla
lo sabrá y se hundirá en la tierra para siempre…”
decían los campesinos.
Me pregunto entonces a qué tesoros llama esa luz
en el amanecer de Connecticut,
quién escondió para mí sus monedas doradas
bajo el peral sin hojas, quemado ahora por el invierno.
Dejo que aquella cesta de fortuna se eleve en el vapor y huya
en el cielo de esta naciente mañana,
cuando ya el hada de los sueños me ha llevado hasta el sahumerio
de un muelle del siglo XVIII;
en breve encenderán maderos bajo mis pies
y moriré en el fuego de los herejes.







Por Medardo Arias Satizábal.







No hay comentarios: